Situados "allí donde los Pirineos van a morir al Mar Mediterráneo", llevan desde inicios de siglo demostrando su propio caracter e idiosincrasia a través de sus vinos y de un sólido proyecto enoturístico. A la cabeza de este celler se encuentra Anna Espelt, nieta del fundador de la bodega. Cuentan con varias parcelas con viñas viejas de entre 30 y 114 años, principalmente pantadas con Cariñenas y Garnachas que esconden en su interior pequeñas cantidades de Lledoner (Garnacha roja) o de la llamada Lledoner blanco. Viñas plantadas sobre pizarra que producen rendimientos muy bajos que aportan complejidad y potencia a sus vinos. El Parque natural de Cap de Creus también acoge algunos de sus viñedos, casi junto a al mar. Unos viñedos que se cultivan en ecológico y que contribuyen a formar un mosaico donde las viñas se mezclan con los alcornoques, los pastos y las estepas. Sobre un suelo de origen granítico, se busca contribuir a la rica biodiversidad de esta zona mediterránea tan caracterizada por su viento, la tramontana.