La estabilidad requiere flexibilidad. Es por eso que en Andriano no permitimos que las cosas vayan a la deriva en la corriente del tiempo. En cambio, reconocemos los cambios que trae el tiempo y buscamos desarrollarlos junto con ellos. En 1893, los viticultores de Andriano dieron un paso decisivo y combinaron sus habilidades y energías para formar la primera cooperativa de enólogos del Tirol del Sur. Con dedicación y un gran sentido del gusto, se esforzaron por lograr y mantener constantemente un nivel de calidad que pueda resistir la prueba del tiempo, y han estado luchando desde 2008 bajo los auspicios de las Bodegas Terlano. El secreto de hacer un vino especial consiste en algo más que un trabajo diligente en los viñedos y en la bodega. Se necesita devoción, atención cuidadosa y un amor apasionado por la tierra, la vid y la uva. Una pasión expresada en cada añada de Andriano.
Un terreno único para vinos únicos. Comprende una extensión de unas 80 hectáreas. El suelo es calizo arcilloso, impregnado de dolomita blanca granular, con un clima mediterráneo y a una altitud entre los 280 y los 350 metros sobre el nivel del mar.